Primer dia

Hola a todos/as que entren a curiosear estas páginas!

Me encantaría conocer historias de vidas anónimas, de gente como vos o como yo que, en algún momento, se plantaron y decidieron cambiar sus vidas.
Esta página esta destinada a todos aquellos que se siguen sorprendiendo con el ser humano y su particular manera reaccionar ante: el amor, la presión laboral, la muerte, el dolor, la esperanza, etc.
Mientras escribía me preguntaba: es lo mismo "patear el tablero" que "barajar y dar de nuevo? en que radica la diferencia? será que el hecho de "patear" implica una acción impensada, instintiva y por lo tanto desconocemos las consecuencias? El "dar de nuevo" implica necesariamente que las cartas sean mejores? No se...lo estoy pensando...y vos? me interesa que pensas vos.
Gracias por leerme!

miércoles, 8 de diciembre de 2010

testigo del terror ajeno

Hoy, dia de descanso y sosiego para muchos, ya que es feriado, presencié de manera fortuita un episodio, que para muchas personas tal vez sea normal. Hoy presencié el maltrato físico y verbal que un hombre ejercía contra una mujer, a la que supuestamente amaba y había eligido para que formara parte de su vida.
Hoy apostada en la terraza de mi casa pude oir como las voces de tres personas tomaban alas y se exparcían por todo el barrio, que a esa hora de la tarde, durante la siesta, la claridad de las palabras eran inconfundibles. Los protagonistas fueron la madres, la hija y el yerno, ¿el motivo? seguramente nada que justifique semejante reacción.
Ví de que manera este hombre a los gritos hacía entrar en su auto a su mujer, donde en el asiento trasero estaban los 4 hijos -dos de ella y las dos de él- Escuché con que brutalidad le repetía una y otra vez: "callate!!! o ¿querés que te vuelva a pegar?" ... ¿Qué te vuelva a pegar? ¿Ya lo había hecho? ¿delante de los hijos y de la suegra? ¿qué pensarían esos chicos? Ví en sus caritas el susto y la incredulidad.
No sé como habrá terminado todo. Cuando el auto pasó por frente mi casa sólo se escuchaba la voz de ese hombre que repetía con una frecuencia abrumadora: "callate! o ¿queres que te vuelva a pegar?", mientras ella simplemente agachaba la cabeza y se tapaba la cara con el cabello, avergonzada  e indefensa.
Les confieso que quedé muy angustiada. Y creo que se debe al hecho de que conozco a esa mujer y merece todo mi respeto. Muchas veces escuchamos hablar de violencia doméstica o violencia familiar pero siempre los protagonistas tienen  rostros desconocidos, como de fantasía. Esta vez ese rostro adquirió forma y tiene nombre.
Me preguntaba porqué esta mujer permite eso, porque sus hijos tienen que presenciar que alguien extraño maltrate a su mamá. Tambien me preguntaba porque ella no patea el tablero y sale de esa situación. Éntonces recordé que es mucho más fácil solucionar el problema de los demás que los propios. Patear tableros, más en este caso en particular, requiere de mucha fortaleza, asesoramiento, apoyo.
También pensé en mí como espectadora. ¿Habré adoptado una posición cobarde? ¿Me ubiqué del lado del famoso "no te metás"?  No, no fue eso. Primeramente fue sorpresa y cuando quise reaccionar el auto ya estaba cruzando la bocacalle. Creo que esta vez voy a salir del rol de simple espectadora: voy a hablar con ella aunque lo que le diga despierte su enojo o su malestar. No quiero incomodarla sólo quiero que sepa que no está sola y que hay una salida. ¡Esta vez el tablero del "no te metás" lo mando a la mierda!